Sentimientos encontrados

No miento si les digo que en estas últimas semana experimento una sensación muy parecida a cuando me subo a la ruta 69 que pasa por mi colonia (¡y no es albur!).

Algo así como esperar y esperar para que pase el susodicho camión, subirme y hacer el oso de tropezarme en las escaleras para pagar con mi credencial de estudiante (y esperar ahorrar algo), buscar un asiento cómodo para ponerme a leer mi tarea, y de paso, no darme cuenta que algún conocido me había saludado. Tengo que agregar el drama que sufro cuando el jodido chofer acelera cuando le conviene (para llegar a “checar”) y después aguantar lo lento que se va porque ya no le apura nada al desgraciado (literalmente). Y bueno, para cuando el camión llega por fin a mi destino y me bajo, tengo que correr como desesperada porque, como de costumbre, de nuevo se me hizo tarde.

Nada más y nada menos es así como me siento. A una semana del fin de clases en el ITQ y a dos en  la UAQ mis días tienen tremendos acelerones y enfrénones de todo tipo, aclarando que lo de la credencial de estudiante no es un chiste, porque realmente soy una estidihambre que administra muy mal su dinero.

En cuanto a mi economía se refiere, todo estaba de lujo cuando trabaja de medio tiempo, ya que el salario mínimo que recibía me alcanzaba para cumplir todos mis antojitos, pero ahora con todo este proyecto de ser estudiante al cuadro, obviamente por el momento no me puedo por el tiempo (y ni ganas) de poner a trabajar.

¡Oh mis tiempos de empleada!, que jodas aquellas, nada comparado con las de ahora… O.o!???

La verdad es que me divierto mucho viendo los contrastes que me ofrece esta experiencia de estudiar en dos escuelas. Hay de todo, y sí me lo permiten, estoy es lo que les tengo que contar:

Claro que por supuesto amo mis clases en la UAQ, porque ahí tengo el espacio para escuchar y debatir sobre historia, política, eventos actuales, arte y vida en general. Actividades que parecen como vetadas, ignoradas, incomprendidas o mal abordadas la mayor parte del tiempo en el  ITQ.

Mientras mis clases en psicología la mayoría (para mí) son casi utópicas, en administración por ir en semestre más avanzados, cada día me doy más "de topes" viendo como mis compañeros (y a veces yo también), se esfuerzan por ignorar todas las técnicas de una exposición efectiva (elementos de una exposición ineficiente: cortar y pegar la información que requiere ser expuesta, no utilizar elementos gráficos, leer toda la presentación (textual), exponer sin modulaciones de voz, no haberse preparado para una sesión de preguntas, y para el colmo responder con santo verbo (o choro, si gustan) mareador.  ¡Ay Dios, a dónde vamos a parar como futuros licenciados!).

Es entretenido pensar en cómo en un lugar requiero reflexionar sobre la represión y empleo del hombre por el hombre, los efectos negativos del capitalismo como sistema de consumo y manipulación, y en otro sitio, aprendo a como detectar necesidades y crear deseos para lograr vender cualquier producto, y en su caso hacer “mi producto” para vivir de los demás (jojo,,, toda bipolar yo).

Algo que es muy curioso, incluso extraño, es que en mi grupo del ITQ ya se comienza hablar con fuerza sobre con el tema de la “Graduación”, y de hecho, tengo una amiga que ya se está poniendo “en forma” (con dieta, gimnasio y toda la cosa) para que lucir impecable en dicho festejo. Y en el otro extremo, con mis compañeros de la UAQ, algunos pocos van olvidando sus traumas de la preparatoria y estamos superando nuestro paso por el curso propedéutico (según creo yo). Aquí lo curioso es que voy saliendo de una cuando, cuando ya estoy en otra.

Otra de las cosas que más contraste hace en mi vida actual (antes de ser estudiante al cuadrado) es reconocer lo pesado que era hacer cualquier tarea (aunque fuera de las pocas materias favoritas de administración). Ya casi al término de mi etapa enajenación, me inventaba cualquier pretexto para evitar trabajar y estudiar: cólicos, problemas en el noviazgo, dolor de cabeza, insomnio… y todas esas cosas que te dan cuando estás depre (gracias a la vida que aprendí a usar los benditos acordeones que me ayudaron a pasar una que otra materia). Pero ahora, casi ninguna actividad me es imposible. Si en estos momentos llegará a evitar hacer algo, no es por falta de deseos, sino por falta de tiempo o vitalidad.

En este fin de semestre, el primero en psicología y el octavo en, no lo he sentido tan caótico ni deprimente como los anteriores (incluso consideró que los tuve peor en el bachiller). En parte, y como ya muchos me lo han dicho, es porque “estoy haciendo lo que me gusta”, pero otra parte es por el tipo de cosas que haciendo y con quien las estoy viviendo.

Y es que siento extraño que en este semestre haya contado con la fortuna de tener compañeros que están casi o más interesados en las actividades de la escuela como yo  (digo casi, porque a veces prefiero descansar que poner a trabajar). Además de que maravillosamente se toman la vida con calma y dando asignando el tiempo necesario para vivirla en todo su potencial (atender a la familia, tener amigos, salirse a divertir y también tener tiempo de estudiar).

Pero de todos estos sentimientos encontrados el más importante, y que más felicidad me da, es la sensación de que nada me falta y de que estoy donde debo de estar. Muchas luchas internas y externas en el pasado me hicieron despertar de la ilusión de que la vida es un proyecto de nacer, crecer, reproducirse, envejecer y morir. Ahora, con 21 años, la tarea es más fácil: soltar aquello que me hace mal, soñar, contárselo a la vida y dejar que me lleve a mi destino final.

Desde hace tiempo me di la oportunidad de reconocer mis sentimientos y que podía hacer con ellos, de la misma manera, me gustaría que tú pudieras pensar ¿cuáles son tus pensamientos y que sientes el día de hoy?

1 comentario:

  1. cuales son mis pensamientos?? no sé y si lo sé aún estoy bien así y no quiero hacer esa introspección, porque imaginaté, si descubro algo que no me gusta, no no, meor así como voy. jajajaja hoy me siento feliz he dicho;)
    areli

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