El hombre invisible:

He estado en búsqueda de algo y en cada lugar he visto a alguien tratando de decirme lo que eso era. Acepté sus respuestas, a pesar de que se contradecían... 
Estaba buscándome a mí mismo y preguntando a todos... cosas que yo, y sólo yo, podría responder.
Me tomó mucho tiempo conseguir la realización 
con lo que todos parecían haber nacido:
no soy nadie más que yo mismo.


El hombre invisible, de Ralph Ellison. Ed. Random House, 1995.

Obnubilando


Mentiría si digo que soy una persona normal (y que me suceden cosas normales). Quizás sea importante definir que es normal para mí, pero ¡no hay que hacer al cuento!, sabemos que "normal" no es lo que me define.

“¡A lo que te truje chencha!”. La confesión de hoy para este Diario es:

En las últimas dos semanas he tenido una sensación de especial extrañes. Más o menos ya lo había manifestado en la publicación “Fuera de órbita”, y es que de verdad mis días no tienen orden y hay cosas que no tienen razón de ser.

¡A ver! ¿Qué es eso de encontrarte a mis amigos (más representativos) de la secundaria y preparatoria en un solo y mismo día? Aunque no debería de quejar, digo, que me los encuentre y que tenga la oportunidad de platicar con ellos es de verdad muy agradable (y como dicen por ahí: “una bendición”). 

¿Y qué de raro tiene? (me pregunta ayer una amiga). Bueno, lo raro es la sensación que esta experiencia me produce. 

La semana pasada tenía la sensación de que mi mundo y mi historia se comprimían en unidades de días. Y en esta semana, ya acostumbrada a ver de frente mi pasado, tengo la sensación de vagar en distintos planetas por lo maravilloso que es convivir con una infinidad de personas tan distintas en edades, formación, preferencias, nivel de “cultura” y diversas formas de hablar.  

De pronto, es como viviendo varias vidas en una. 

Ante esta obnubilación, infiero que hay un mensaje que es necesario escuchar pero que aún no estoy preparada para asimilarlo, así que me daré a la tarea de dar con el código para descifrar lo que mi vida, o mis vidas, me están diciendo. 

En fin, querido lector: ¿tú no te sientes extraño?

El adulto (demasiado) perfecto


¡Qué semana tan bizarra he pasado! Fue tan extraña, agradable, desconcertante que pienso que amerita como dos entradas de blog para describir como estuvo. Sin embargo, sigo tan atareada con mis pendientes hoy solo les dejaré una pequeña lista como sería “un verdadero adulto”. 

Este inventario lo encontré mientras hojeaba una "revista para nenas" (un gusto culposo del cual a veces me avergüenzo). Pero bueno, antes de que mis neuronas se atrofien más, les dejo las cualidades del adulto (demasiado) perfecto:
  • Es responsable, pero sabe deshacerse de la culpa.
  • Controla sus emociones y sigue siendo dueño de sí mismo.
  • Tiene una opinión propia de las personas y de las cosas.
  • Sabe elegir y asume su elección.
  • Es autentico y dice la verdad (aunque a veces es mucho mejor aprender a callar).
  • Sabe decir “¡no!”
  • Acepta que no es amado por todos
  • Aprende a dar más que únicamente recibir (¡pero sabe cuándo es suficiente!).
  • Es libre, pero sabe que esta solo (jajaja… ¡qué tristeza me da su caso!).
  • Acepta a los demás (¿y para qué?).
  • Asegura su autonomía afectiva y material.
  • Sabe quién es (¡ay aja!).
  • Encuentra un sentido a la vida.
  • Reconoce sus errores.
  • Sabe que va a morir y lo acepta.
  • Enfrenta con valentía las tragedias de la vida. 

Existe algunos puntos que son bastantes discutibles y risibles, pero otro día mordisqueo con cizaña el ideal que tenemos de “ser adultos”.

¿Y tú? ¿Cómo piensas que debemos ser los adultos? ¿Qué le agregarías (o quitarías) a esta la lista?

Fuera de orbita


No es que sea intencional el abandonado en que tengo este curioso blog, solo que atravieso por una crisis obsesiva-compulsiva que no me ha permitido terminar casi nada de mis multíples tareas exclavizantes (empiezo una cosa, me acuerdo de algo y ya estoy haciendo otra). Lo curioso aquí es que el intento de liberarme ha resultado en un fracaso que me tiene hundida hasta el cuello de tareas y pendientes (más pendientes que tareas). 

Estas últimas semanas han sido especialmente extrañas, es decir, estoy consciente que mi vida no es la más normal que digamos, pero al menos (en ocasiones) experimento una especie de calma o control sobre lo que hago; y sin embargo, recientemente mis días son tan caóticos que tengo la sensación que la cabeza me da vueltas a cada rato. 

Y es que me encuentro como una especie de limbo donde no estoy adentro ni fuera. Por un lado, estudiando Psicología, me frustro un poco por no poder dedicar las horas de lectura y reflexión que me auto exijo para calmar las ansias de conocer y de iluminarme más (jajaja… ¡que ñoña soy!), y que sin embargo no puedo porque estoy envuelta en otras ocupaciones de la índole: estoy estudiando en dos escuelas. 

Bueno, por otro lado, estudiando Administración, me siento horrorizada por la poca motivación que tengo para avanzar con mi “Proyecto de Residencia” (y esto sí que son palabras mayores). Muy a pesar de la importancia que tiene este asunto para el “futuro”, me siento paralizada por la aparente simplicidad que a veces pienso que implica, entonces… ¡estoy perdida!

Aquí el asunto es que estoy “fuera de órbita”, porque nada mas no logro concentrarme en tan solo una cosa (y creo que eso es una buena explicación del porqué nada más no he podido escribir algo para compartir con mis queridos seguidores).

En fin, espero que las semanas que vienen sean un poco más calmadas, o mínimo, que me den la oportunidad de despegar a un mundo más conocido (a diferencia de este espacio lleno de vacios en el que vivo en este momento). 

Chicas y chicos… ¿en qué mundo viven en este momento?