¿Con estrella o estrellada? (Primera parte)

La noche estrellada. Vincent van Gogh

Sé que prometí hablar sobre mis experiencias de estar en dos escuelas, pero comencé a escribir esto y consideré que sería mejor publicarlo antes de compartir la actividad cansada, alocada y a veces rutinaria de estudiar tarde y mañana (veáse: Todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar). En fin, esta publicación dice aaaasí:

Erase una vez una Chica Bipolar que emprendió un profundo, hermoso y prometedor viaje hacia tierras desconocidas llamadas “Julietilandia”. El propósito de tan largo viaje era descubrirse a sí misma. Para este viaje se equipo de los instrumentos más valiosos que una chica aventurera puede tener: una mente hiperactiva y brillante, cierta inestabilidad sentimental y... una computadora con Internet. 

Así, con todas las herramientas listas, inicio una búsqueda exhaustiva en cada terreno que hacía referencia a su fecha de nacimiento. También visito lugares que le daban una descripción de sus líneas en las manos e incluso conoció sitios que le posibilitaban saber el significado de su nombre. 

Cierto día, llego a uno de sus mejores hallazgos al visitar “Carta Astral”. En este sitio encontró un mapa que trazaba los caminos que había vivido y estaba por vivir. En dicho mapa encontró algo que le fue revelador: “El nativo del 9 de junio es un EPITOME DE OPTIMISMO (por si no se habían dado cuenta, se los resalto :D ). Tiene suerte en todos los sentidos. Disfruta con largas y profundas conversaciones, también contar sus ricas experiencias personales. Muestra una gran capacidad para liderar y organizar. El nativo usualmente logra encontrar la vía de expresión de su exuberante imaginación a través de obras de arte, literarias o musicales. O a través de la profesión afín a sus HABILIDADES PSÍQUICAS O PSICOLÓGICAS. Tiene gran CAPACIDAD DE PSICOANÁLISIS, y/o para emitir consejos valiosos a los demás”.

Ante tal descubrimiento esta Chipa Bipolar dijo: “¡¿qué ching...?! ¿¡Por qué vengo a enterarme de esto ahora que tengo 21 años y voy 7° semestre de Administración!?”. 

¡Oh pobre Chica Bipolar! Tuvo que inhalar y exhalar y repetirse muchas veces: “Soy perfecta y no me enojo, soy perfecta y no me enojo” para controlar la gran ansiedad que le produjo su nuevo descubrimiento. 

Pero la historia no terminaba ahí, el mapa aún contenía secretos por revelar: “La posición Saturno Sextil Plutón en la carta astral (por favor no me pregunten que eso, porque no tengo ni idea) indica: Sabiduría. Es una persona que trabaja arduamente con el fin de lograr sus metas. INCREÍBLES GOLPES DE FORTUNA. RADICAL CAMBIO DE CURSO EN LA VIDA. Control absoluto de los propios recursos internos, emocionales, psicológicos y a veces espirituales. Control sobre los miedos traumas, complejos y culpas, tanto propios como de los demás”.

Ante tal circunstancia la Chica Bipolar comenzó a preguntarse: ¿Qué hay cierto en todo eso?… ¿Nació con estrella o estaba estrellada?… ¿Con estrella o estrellada? (Segunda parte)

Porque la segunda vez es mejor


Mis hermanos son las únicas personas que auténticamente me dicen: “¡flooooja!”. Y lo peor es que ¡yo no sé porque!

Ellos jamás me encuentran tomando siesta, viendo tele, platicando por teléfono o cualquier otra cosa parecida; jamás me quejo cuando me ponen a lavar los trastes o barrer la sala, o cuando me mandan a bañar (¡¡iiiuuu!!);  jamás dejo mi tarea al último, siempre prefiero leer y estudiar antes que nada en el mundo y jamás, pero jamás, me quedo dormida en cualquier lado en mis ratos libres (espera… ¿tengo ratos libres?). 

Ante tal situación, solo hay una cosa que podría apostar a favor de ellos: en mis ayeres de la secundaria y preparatoria me dio flojera salir a fiestas y/o convivios, aprender a fumar, a llegar súper tarde a mi casa, a ponerme borracha por primera vez, a jugar a la botella o las cartas (donde te toca beso y agasaje), a reprobar materias, a tener novio cada tres meses y todas esas cosas que uno de adolescente podría hacer.

Aunque más que flojera, fue una convicción de no ser igual que los demás y preferí ignorar “la diversión” de una adolescente convencional (aunque a veces fue por mi Temperamento apático).  Siendo una especia de Chica Bipolar desde entonces, me mantuve al margen y opte por leer mucho, escribir algo (género literario: Diario), soñar y fantasear en exceso, ver tele hasta al cansancio y dormir todo lo posible (no sé porque comienzo a pensar que me fascina dormir).

Ser así me funciono por mucho tiempo. Fui una jovencilla rara y feliz (tirándole a la manera de ser de Bibí de “La Familia Peluche”) hasta que, como ya sabrán algunos de mis queridos lectores, tuve que elegir y estudiar parte de una carrera que en poco me satisfacía y mucho me daba en emociones negativas.

Esto de la Segunda Adolescencia en un comienzo fue más un proyecto que una circunstancia obligatoria de la vida, pero con el paso del tiempo se convirtió literalmente en una adolescencia.

Inicie el año pasado proponiéndome “salirme de la rutina”, “aprender a defenderme” y a “ser auténtica”. Así que, para poder hacer algunas de estas cosillas me había conseguido un trabajo de medio tiempo, el cual me dejaba hipercansada todos los días (y eso que era de medio tiempo), pero que al menos me ayudaba para cumplir mis antojitos al por mayor: papás, pastelitos de chocolate, papás con cueritos, limonadas (¡¡yomi!!), pizzas, limonadas eléctricas (¡¡doble yomi!!), refrescos de cola bien fríos (sin albur), saliditas al cine, saliditas a los bares, pijamadas estupendas, fiestas igualmente estupendas (incluye la bienvenida de Mecánica), deliciosas micheladas de mango o tamarindo y el propedéutico de la carrera de Psicología (¡yuju!).

Literalmente fue una adolescencia, porque en mi casa adolecieron que ya no fuera la misma niña que toooodo el tiempo se quedaba en casa y que jamás salía con amigos (bueno, porque no los tenía); no sé hasta qué punto es gracioso o penoso que mis papás y hermanos estuvieran preocupados cuando comencé a salir a los bares y por las noches (¡huuuy que ruda!). Adolecieron cuando “sufrí por amor” y cantaba todas las noches para no llorar. Adolecieron cuando me quedaba en casa porque no quería volver a la escuela y realmente me sentía mal, y  adolecieron cuando les dije que me quería cambiar de carrera por enésima vez.

En este proceso, cual buena adolescente, rompí con algunas relaciones de compañerismo y/o amistad de un día para otro y sin motivo aparente, pero de igual forma (y no al mismo tiempo) comencé nuevas relaciones que de pronto me cambiaron la vida. Mis nuevos amigos escucharon todos mis dilemas amorosos y académicos (lo cual fue novedad ser escuchada) y me aceptaron sin condición, es decir, podía ser yo misma (con todo y mis ocurrencias).

Y es que paradójicamente, lo que yo adolecí realmente sucedió mucho antes de que pasara por esta Segunda Adolescencia.  La verdad es que esta situación me indico que mi vida no estaba bien y necesitaba cambiar; necesitaba acabar con aquello que me hacía daño e iniciar con aquello que tanto deseaba. Inicie con un nuevo proyecto de vida donde incluyo la felicidad, amigos, familia y vocación. Por eso cuando me preguntan “¿No se te hace pesado estudiar dos carreras?” la repuesta es “No”, porque lo más difícil ha sido decidirlo.  

Para explicar un poco más, de porque me place estar en dos escuelas, me comprometo a platicarles sobre mis experiencias en mi primer semestre de Psicología y sus vicisitudes al estudiar el octavo semestre de Administración. ¿Y porque no a la inversa? Me comprometo a platicarles sobre mis experiencias de mi octavo semestre de Administración y sus vicisitudes al estudiar por la mañana el primer semestre en Psicología (como quiera, es el blog de una Chica Bipolar).

Para finalizar, me gustaría saber mis adorados lectores: ¿Qué situación en su vida ha resultado verdaderamente paradójica?

Cómo llegar a ser bipolar en tres años


Llegar a ser una Chica Bipolar cuesta, y cuesta mucho, de hecho el precio de hoy es desvelarme un potiquico y posiblemente dejar de hacer algunas tareas "súper importantes", pero todo sea por experimentar la faceta de escritora.

Y bien… ¿cómo convertirse en una chica bipolar en tres años? Los ingredientes son:
  • Graduarte con el mejor promedio de la generación del bachillerato y creer que eso te hizo mejor persona.
  • No hacer ni el menor caso a tus sueños de niña y creerle al 100% al test vocacional.
  • Sacar ficha en dos escuelas pa´ ver en cual quedas (la desconfianza ante todo).
  • Preguntar a todo el mundo cuál de las dos carreras en opción te conviene más.  
  • Elegir la carrera que “más te conviene”.
  • Cursar la carrera que “más te conviene”.

Después de reunir todos esos ingredientes lo más importante es NO hacer caso a los sentimientos de enajenación. Acompáñalo con compañeros sumamente competitivos y aderézalo con la esperanza de cambiarte de carrera hasta que no soportes más.

Reunir esos ingredientes fue vivir una etapa en la cual mis actos no me pertenecían. Todo me salía mal (o al menos eso pensaba): me volví súper insegura y súper chillona, desencajaba en mi grupo (incluso era, y a veces aún lo soy, la chica que “fastidia a todos”), perdí el control sobre mi tiempo (tomaba muchas siestas y me desvela mucho), me hice un poquito dependiente de los demás (para las tareas, trabajos en equipo e incluso en para decisiones personales), y... bueno, el caso es que fui un desastre.

Pase tres años de mi vida pensando que no volvería a ser buena en nada y que mi vida sería una secuencia de fracasos. Viví entre sufrimientos e ilusiones. Pero… ¿quíén el mundo de la Chica Bipolar sufre? ¡Pues nadie! Así que, tras este periodo de alineación recibí una segunda oportunidad a la que llamo "mi Segunda Adolescencia".

Lo que acontece en el periodo de "mi Segunda Adolescencia” es material para la siguiente entrada del blog (Porque la segunda vez es mejor), así que mientras tanto, les dejo esta preguntita: ¿En algún momento han sentido que su vida nos les pertenece?

El inicio de una Chica Bipolar


¿Han sentido la gran necesidad de escribir y no saber cómo empezar? Pues bien en estos momentos me encuentro en esa situación.

Se me ocurren tantos inicios para este blog que me fastidio y me dan ganas de ir a checar mi Facebook®, y no escribir nada. ¡Pero no! Llevo más de un año pensando en este proyecto que ya es momento de poner “manos a la obra”.

¡Mmmmm! ¿Pero como inicio? ¡Rayos! Estoy bloqueada…  jajaja... ¡ah! ¡ya se!, iniciaré con esto:

Mi nombre es Julieta y por las mañanas soy estudiante de 1° semestre de la maravillosa carrera de Psicología, y también por las tardes, soy estudiante de 8° semestre de la Licenciatura en Administración. Me gusta tomar siestas, me fascina la comida Italiana (ya saben pizza, pasta, el queso parmesano,…) y hace un año, a la edad de 20 años, pase por mi Segunda Adolescencia (¡no saben lo divertido que fue eso!).

Fui una niña precoz en muchos aspectos y siempre fui la mejor de mi clase hasta que entre al Instituto Tetológico de Querétaro. Sufro de Síndrome Premenstrual y la primera vez que me gusto un niño tenía 5 años, se llamaba Arturo, y juraba irlo a buscar hasta el fin del mundo, ósea, hasta París.

Y para que se vayan enterando, siempre he sido una niña en extremo dedicada a la escuela (ñoñisíma dirían algunos), lo cual cuando fui niña y adolescente tuvo sus ventajas: ser la chica admirada y consentida por la familia y los profes. Con el tiempo, me fue difícil saber que esto NO te hace una persona completamente feliz.

Como ya lo mencione hace un año pase por mi Segunda Adolescencia, que en parte se desarrollo por mi extra y fastidiosa ñoñes, y trajo consigo una serie de cambios a mi vida que aún no supero (pero que estoy agradecida por haberme sucedido).

De esta manera, llego a la final de esta publicación: Yo, la Chica Bipolar les quiero platicar sobre todas esas experiencias de mi Segunda Adolescencia, sus causas y sobre todo, sus consecuencias; las cuales hacen que el día de hoy sea una chica loca y enfermamente feliz (apesar de que estudio dos carreras ¡jeje!) .

Y bueno, me gustaría saber mis queridos e imaginarios lectores: ¿Qué experiencia les ha cambiado la vida?