Esperando el "Fin de semestre"


Aunque el parecido es sorprendete, esta no soy yo 
(estas dos escuelas sí que me están multiplicando).
¿La chica bipolar se estresa? Of course (y veces hasta medio inglés habla). Y por supuesto que si estudia en dos carreras, pues lo normal sería que el estrés se multiplique (¿o no?).

No sé porqué siento que soy un desastre andando. Tengo esa leve y sustanciosa sensación de que soy un reverendo caos, al final creo que en mi casa no estaban tan equivocados cuando me decían que me estoy volviendo una bruja (jeje), y es que en últimos días, ya pude entender el por qué.

Pese a que la mayor parte del día me siento como una princesa simpática y bondadosa, solo basta con tener un momento para descansar y sentir como todo mi mal humor sobreviene.

A pocos les ha tocado verme en este estado, y a los que ya les toco, les voy pidiendo unas disculpas públicas por haberme visto con el ceño fruncido, y quizás, haber recibido alguna frase cortante que hiere hasta el orgullo. Estos nervios de acero oxidable ya me están chafeando.

Y como me dijo mi hermano en esta semana: “¿Qué pensaste que estudiar dos carreras es como hacer enchiladas, o qué?”. Pus,,, si algo así: al final se hace todo un batidillo, pero no se puede negar que se disfrutaron.
Lo que puedo rescatar de manera positiva de estos cambios de humor, es que sorprendentemente estoy aprendido a relajarme, a controlar mis ataques de angustia y a tomarme la vida con más calma (y creo que por eso soy un desastre, porque la neta a veces término hago las cosas con tanta tranquilidad y avanzo casi nada).
Soy tan relax últimamente que me tomo el lujo de decirles a mis compañeros y amigos: “relájense”. Voy tan tranquila por la vida, que la tarea y los trabajos finales no son lo que me estresan, lo que realmente me está estresando es cierta actitud en mis compañeros de que el semestre, las materias y el mundo encima se les vinieron encima. Jajaja, ¿quién me viera opinando esto? Si era yo la primera en padecerlo.
No me estoy fumando nada y aún así parece que escucho mi nombre mil veces durante el día: “¿Julieta me puedes ayudar con esto?”, “¿Julieta qué opinas de no sé qué?, “¿Julieta y cuando vamos a terminar esto?, “Julieta todavía nos falta aquello”, “¿Julieta cuando nos vamos a ver para esto?”, “Julieta hay me avisas cuando tengas tiempo para…”.
¡No ma...! Con razón me pongo brujís cuando en la tarde-noche me preguntan: “¿Y cómo te fue hoy?” (¡Noooooo! ¡Por favor no más preguntas!).
¡Ay ya!, al final esta situación si me haciendo completamente “Bipolar”. Y es que hay ratos en que todo va de maravilla y de ratos ni yo misma me aguanto.
Hasta hace un par de semanas no me había caído el veinte de que los cursos están por terminar, y esto se debe a que hace algún tiempo vivo por semanas y la visión por meses la omití mentalmente para no pensar en cuanto me falta para tener días destinados al desperdicio (lo que la Chica Bipolar quiso decir es “tener días de verdaderas vacaciones”).
Ahorita como que prefiero ocuparme y tratar de cumplir todoooos mis compromisos escolares y también los personales (y que a veces tienen mayor prioridad los segundos) para salir bien librada de esta.
Creo que mi único error en este fin de semestre es haberme involucrado al máximo con cada proyecto (en especial con los de psicología), porque en administración he tenido la oportunidad de hacer las cosas con más tiempo y con mayor posibilidad de distribución las responsabilidades.
He podido vivir esta experiencia a veces de manera grata y a veces de una manera agotadora, pero nunca de manera deficiente. Son las decisiones las que marcan diferencia.  Dejar de hacer o postergar tareas para elegir descansar o pasar un rato ameno con mis amigos hace que sea posible hacer cosas que imaginaba poder hacer cuando solo estudiaba en administración. 
Lo último que tengo que decir en esta entrada del blog es que realmente estoy disfrutando no dormir bien, luchar para no tener gastritis y colitis, empeorar mi vista por  leer mucho y trabajar demasiado en mi minicompu, disgustarme con mis amigos cuando no están de acuerdo conmigo, hacerme medio famosa por este medio virtual, y no tener el tiempo de platicarles en la vida real, pero sobre todo saber que falta poco para descansar de esta hermosa situación semestral.
Mmm... por necesidad de pasar a otros asuntos, vuelvo a repetir algo de los párrafos anteriores: "¡Por favor, no más preguntas por hoy!". Pero si insisten en apegarse a la estructura de estas publicaciones, y si quieren y tienen tiempo, pueden contestar "¿Qué pasa sí el jarrito se rompe?".

¿Qué pasa sí el jarrito se rompe?

 

Para todos los que me van a acompañar en mi desvelo de esta noche,,, les dejo esta preguntita a manera de encuesta (y después les doy mi constestación):

¿Qué pasa si el jarrito se rompe?*

*Si no sabes que contestar consulta Todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar y Esperando el "Fin de semestre" para mejorar y emitir tu respuesta.

Sentimientos encontrados

No miento si les digo que en estas últimas semana experimento una sensación muy parecida a cuando me subo a la ruta 69 que pasa por mi colonia (¡y no es albur!).

Algo así como esperar y esperar para que pase el susodicho camión, subirme y hacer el oso de tropezarme en las escaleras para pagar con mi credencial de estudiante (y esperar ahorrar algo), buscar un asiento cómodo para ponerme a leer mi tarea, y de paso, no darme cuenta que algún conocido me había saludado. Tengo que agregar el drama que sufro cuando el jodido chofer acelera cuando le conviene (para llegar a “checar”) y después aguantar lo lento que se va porque ya no le apura nada al desgraciado (literalmente). Y bueno, para cuando el camión llega por fin a mi destino y me bajo, tengo que correr como desesperada porque, como de costumbre, de nuevo se me hizo tarde.

Nada más y nada menos es así como me siento. A una semana del fin de clases en el ITQ y a dos en  la UAQ mis días tienen tremendos acelerones y enfrénones de todo tipo, aclarando que lo de la credencial de estudiante no es un chiste, porque realmente soy una estidihambre que administra muy mal su dinero.

En cuanto a mi economía se refiere, todo estaba de lujo cuando trabaja de medio tiempo, ya que el salario mínimo que recibía me alcanzaba para cumplir todos mis antojitos, pero ahora con todo este proyecto de ser estudiante al cuadro, obviamente por el momento no me puedo por el tiempo (y ni ganas) de poner a trabajar.

¡Oh mis tiempos de empleada!, que jodas aquellas, nada comparado con las de ahora… O.o!???

La verdad es que me divierto mucho viendo los contrastes que me ofrece esta experiencia de estudiar en dos escuelas. Hay de todo, y sí me lo permiten, estoy es lo que les tengo que contar:

Claro que por supuesto amo mis clases en la UAQ, porque ahí tengo el espacio para escuchar y debatir sobre historia, política, eventos actuales, arte y vida en general. Actividades que parecen como vetadas, ignoradas, incomprendidas o mal abordadas la mayor parte del tiempo en el  ITQ.

Mientras mis clases en psicología la mayoría (para mí) son casi utópicas, en administración por ir en semestre más avanzados, cada día me doy más "de topes" viendo como mis compañeros (y a veces yo también), se esfuerzan por ignorar todas las técnicas de una exposición efectiva (elementos de una exposición ineficiente: cortar y pegar la información que requiere ser expuesta, no utilizar elementos gráficos, leer toda la presentación (textual), exponer sin modulaciones de voz, no haberse preparado para una sesión de preguntas, y para el colmo responder con santo verbo (o choro, si gustan) mareador.  ¡Ay Dios, a dónde vamos a parar como futuros licenciados!).

Es entretenido pensar en cómo en un lugar requiero reflexionar sobre la represión y empleo del hombre por el hombre, los efectos negativos del capitalismo como sistema de consumo y manipulación, y en otro sitio, aprendo a como detectar necesidades y crear deseos para lograr vender cualquier producto, y en su caso hacer “mi producto” para vivir de los demás (jojo,,, toda bipolar yo).

Algo que es muy curioso, incluso extraño, es que en mi grupo del ITQ ya se comienza hablar con fuerza sobre con el tema de la “Graduación”, y de hecho, tengo una amiga que ya se está poniendo “en forma” (con dieta, gimnasio y toda la cosa) para que lucir impecable en dicho festejo. Y en el otro extremo, con mis compañeros de la UAQ, algunos pocos van olvidando sus traumas de la preparatoria y estamos superando nuestro paso por el curso propedéutico (según creo yo). Aquí lo curioso es que voy saliendo de una cuando, cuando ya estoy en otra.

Otra de las cosas que más contraste hace en mi vida actual (antes de ser estudiante al cuadrado) es reconocer lo pesado que era hacer cualquier tarea (aunque fuera de las pocas materias favoritas de administración). Ya casi al término de mi etapa enajenación, me inventaba cualquier pretexto para evitar trabajar y estudiar: cólicos, problemas en el noviazgo, dolor de cabeza, insomnio… y todas esas cosas que te dan cuando estás depre (gracias a la vida que aprendí a usar los benditos acordeones que me ayudaron a pasar una que otra materia). Pero ahora, casi ninguna actividad me es imposible. Si en estos momentos llegará a evitar hacer algo, no es por falta de deseos, sino por falta de tiempo o vitalidad.

En este fin de semestre, el primero en psicología y el octavo en, no lo he sentido tan caótico ni deprimente como los anteriores (incluso consideró que los tuve peor en el bachiller). En parte, y como ya muchos me lo han dicho, es porque “estoy haciendo lo que me gusta”, pero otra parte es por el tipo de cosas que haciendo y con quien las estoy viviendo.

Y es que siento extraño que en este semestre haya contado con la fortuna de tener compañeros que están casi o más interesados en las actividades de la escuela como yo  (digo casi, porque a veces prefiero descansar que poner a trabajar). Además de que maravillosamente se toman la vida con calma y dando asignando el tiempo necesario para vivirla en todo su potencial (atender a la familia, tener amigos, salirse a divertir y también tener tiempo de estudiar).

Pero de todos estos sentimientos encontrados el más importante, y que más felicidad me da, es la sensación de que nada me falta y de que estoy donde debo de estar. Muchas luchas internas y externas en el pasado me hicieron despertar de la ilusión de que la vida es un proyecto de nacer, crecer, reproducirse, envejecer y morir. Ahora, con 21 años, la tarea es más fácil: soltar aquello que me hace mal, soñar, contárselo a la vida y dejar que me lleve a mi destino final.

Desde hace tiempo me di la oportunidad de reconocer mis sentimientos y que podía hacer con ellos, de la misma manera, me gustaría que tú pudieras pensar ¿cuáles son tus pensamientos y que sientes el día de hoy?

No pido mucho


Voy hacer una confesión (espero que estés bien sentado para que no te me caigas cuando leas esto y te impacte lo suficiente como para sorprenderte): 

No miento cuando digo que soy una Chica Bipolar, y mucho menos miento, cuando digo que soy una tipa obsesiva-compulsiva (una chica completamente dañada diría yo).

Llevo todo el fin de semana intentando avanzar a mi tarea, pero de pronto me entra una ansiedad por "descansar", "ordenar", cantar para "relajarme” o hacer algo que me impida terminar lo que tengo que entregar para mañana (¡qué lastima me da mi caso!).

En fin... en lo que término mis tareas (me conformo con una, pero al 100%) y luego me pongo a escribir la VERDADERA publicación para esta semana, les dejo un poema que leí en mi lectura-tarea. Según red de redes, el autor de este poema es de Miguel Marti Pol y la canta un chico que tiene por nombre Kico Veneno. El poema/canción simplemente aclama deseos (e incluso necesidades) específicas de lo más profundo del ser:

“No pido mucho
poder hablar sin cambiar la voz
caminar sin muletas
hacer el amor sin que haya que pedir permiso
escribir en un papel sin rayas.

O bien si parece demasiado
escribir sin tener que cambiar la voz
caminar sin rayas
hablar sin que haya que pedir permiso
hacer el amor sin muletas.

O bien si parece demasiado
hacer el amor sin que haya que cambiar la voz
escribir sin muletas
caminar sin que haya que pedir permiso
hablar sin rayas…”


¿Qué poco pides? (Yo sí pido mucho, pero mejor me voy a hacer mis pendientes).

Crisis = Tiempo de oportunidad


Estoy pagando de una manera impresionante las consecuencias de no haber hecho “lo que tenía que hacer” en estas últimas vacaciones. Espero que nadie se oponga a mi idea de que las vacaciones son para descansar y hacer aquellas cosas que uno tiene pendiente (como leer un libro, hacer ejercicio, hablarle a los amigos olvidados, etcétera). Así que evaluando la calidad de este periodo, en cuanto a descansar se refiere, creo que esta vez si me pase.

Sinceramente me tome muy enserio eso de que iba a “hibernar” (con la única diferencia de hizo un calor que me hizo sudar hasta los bigotes).  Dormí cuanto tiempo aguante. Después de 11 horas de sueño, me levantaba a caminar (¡aunque usted no lo crea!) y me volvía a costar al regreso de 45 minutos (¡que descaro! Bueno… mejor dicho: ¡que talento!). Continuaba dormida hasta que mi segundo cerebro (ósea, mi estomaguito) me decía “muero de hambre”, después de medio desayunar/almorzar me disponía a hacer mi tarea y terminaba en mi vicio oficial “red social”, o quizá viendo una peli, o leyendo un libro, aunque probablemente finalizaba tomando otra siesta, para despertar e iniciar de nuevo con mi “ciclo de hibernación vacacional”.

¡Dios! Lo bueno hubiera sido saber que disfrute este tiempo de ocio, pero la verdad es que termine más cansada de cuando inicie las vacaciones. Nunca me imagine (porqué que flojera pensarlo) que al regresar a la escuela me iba a estresar tanto que mi estomago y tripas tuvieran cólicos SIN “estar en mis días”.

En este justo y real instante, soy un tremendo desastre. Para ejemplificarlo puedo hablar de mi “lista de pendientes” y la de “To do”. Repito de nuevo (por si no ME queda claro), estoy en una crisis de tamaño fenomenal que tengo DOS listas de “cosas por hacer”: una de pendientes (que no hice en vacaciones y urge que las haga) y otra de “cosas por hacer ahora” (tareas y trabajos que me están pidiendo que adelante, porque ya estamos por terminar el semestre y no hay tiempo debido a la suspensión de clases por la conferencia y seminario de  Dany-Robert Dufour , la Semana Cultural en la Facultad de Psicología y los benditos puentes del mes de mayo).

¡DE VERDAD QUIERO LLORAR! 

Ya casi para terminar, porque tengo que correr para irme a la escuela, quiero decirles que estoy muy contenta debido a que estoy a un mes de festejar un día importante, que no es el inicio de las vacaciones (aunque eso también me hace muy feliz), en realidad es porque ya están iniciando los festejos de mi cumpleaños número 22 (¡¡¡eeehhhh!!!). Por adelantado les aviso que NO hay fiesta en mi casa y que si me prestan la suya prometo ser la chica mejor portada de la "party".

El objetivo de platicarles esto, es porque alguna vez escuche que la vida o el universo te regala ciertas bendiciones especialmente un mes antes y un mes después de tu cumpleaños. Y de momento, las bendiciones que han llegado para este año 22 son la creatividad y el encuentro con mis mejores amigos del pasado.

Muestra de estos regalos universales, es el siguiente listado (mmm… creo que también me fascinan las listas a igual que las siestas) de las ideas para las próximas publicaciones en “Diario de una Chica Bipolar”:
  • Sentimientos encontrados
  • ¿Enfermedad mental o personalidad? Porque soy una chica bipolar
  • ¿Tropezar de nuevo y con la misma piedra? Dile NO a las relaciones enfermizas (colaboración)
  • No doy paso sin guarache y 2x1
  • Ciclos bipolares (colaboración)
Ahora lo único que necesito es tiempo para comenzar a redactar, y más que nada, cuerpo y mente para dejar de estar dispersa y terminar con buenas notas el semestre (como debe de ser). Entonces aprovecharé esta magia de cumplir años y espero atraer la energía universal que me permita salir victoriosa (¡jeje!).

Y bueno, para no perder la costumbre, la pregunta de hoy es: ¿Quién puede ayudarme con mi tarea?