Mi miedo…


Inicie el año como nunca antes, inicie justo este año con un espantoso miedo a experimentar.

La vida me confronto,  a mi edad, con un estado completamente alterado: dependía de mis padres, de la mirada de quién solía amar, de la admiración y expectativa de los demás,…

Hoy, a la víspera de diciembre, mi miedo espantoso sigue estando presente, pero ahora con una  inmensa sensación de soledad.

Confronte a la vida, sí, a mi edad, con un coraje mesurado y con el miedo de siempre a fracasar.

Inicie el año sin saber lo que quería, inicie justo este año con una pregunta, ya no por los caminos que debería transitar, sino por el tiempo que me pertenece y que lo demás parecen aprovechar.


Hoy con la duda presente, sé que no te amo y que ahora sólo me quiero equivocar.

El que deja de buscar encuentra



La sensación de un pasado ajeno es la indicación perfecta para comenzar a generar nuevos recuerdos.

Este momento insiste que el presente eterno es todo lo tengo, que buscar más es una tarea que no debo.

No creo más en el supuesto júbilo de encontrarse a sí mismo, descubrí que implica buscar entre la basura que siempre dejo.

Una voz en mi cabeza me hizo escribir que sí dejo de buscar, te encuentro.

Experimentando con el desapego



Hola gente bonita que lee este “curioso” blog, aquí me tienen de noche y domingueando a gusto, pensando una y otra vez que es lo que quiero hacer público para esta ocasión.

Algunas cosas que pensé en escribir llevaban por título “¿Después de la tempestad viene la calma?”, “El que deja de buscar encuentra”, “Frente al miedo la curiosidad” y otras pocas cosas que rayan en lo esotérico y humanista. Pero para ser sincera, últimamente ando de amargadona con todo y los muerdo, así que hoy sólo les quiero plantear un experimento que estoy por realizar, ahí les va:

¿Qué pasaría si dejo pasar algunas cosas que me son inconvenientes?

La jugada es: Dejar ir (no aprehender) aquellas cosas que me incomodan y esperar que la vida misma me sorprenda.

¿Si me explico? Lo que pretendo hacer en los próximos meses es dejarme llevar por ciertas condiciones que me parezcan ligeras en esencia, y abandonar de tajo aquello que me pese (¡ay, no sé en lo que me estoy metiendo!).

Porque realmente nunca es tarde para equivocarse y aprender (sin H, porque así es la intención) es bueno experimentar con la vida una y otra vez… Ya les iré contando cómo me va.

¿Cuento con ustedes (o voy aplicando de una vez el desapego)?